Girando la cabeza sin girarla, viendo algo que parece tan familiar y al mismo tiempo no. Algo tan alejado del mundo, pero al mismo tiempo encajando en esa misma descripción desde un principio. Allí donde se encuentran los cráteres.
El clima del planeta cambió, el frío recorre ahora cada centímetro de tu ser, es inevitable, pero aprendiste a controlarlo.
Las tormentas que antes odiabas hoy son tus aliadas. Desde el cielo te mantienen sobre la tierra, aquella que anhela florecer. El color de la lluvia que elegís.
Seguridad desde el eje de tu ser que quiere estar ahí por sensaciones ajenas a las mentales cotidianas, quienes la mayoría arruinan el verdadero pensamiento idóneo que atraviesa cada momento.
Hoy no es un día para mirar hacia atrás, porque atrás está el futuro.
No importa donde señalen, debería haber sido siempre el mensaje. Cuando los conceptos implotan y el verdadero sentido no lo tienen las palabras es cuando la persona
debería aprender a ver y realmente abrir los ojos, sin programa inicial
que avale el hecho de observar con la vista a la edad que se estipula
normalmente.
Quien espera con prudencia será recompensado en el momento adecuado,
pero qué ocurre cuando el botón aniquiló toda vida externa al respaldo
de hormigón que temía por tu vida creado por tu pensamiento desaparecido?
Hoy en día te esperan bajo los cimientos los mismos recuerdos que nunca
estuvieron, pero decidiste enterrar.
Observando una vez más sin ojos, podemos ver como la vista nos aparta
una vez más para sentir el calor hacia la dirección donde el sol nos
guía. Hay alguien con hambre, pero nadie lo puede ver.
Sin embargo, y corriendo a través del pasto a la velocidad del sonido,
llegamos a descubrir mundos que nadie jamás pudo siquiera imaginar.
Mundos donde las estrellas brillan y la vista nublada no cega a la primer impresión de la imaginación. Quien cierre los ojos verá lo
que su mente le pida.
Por más frío que haga, y esta vez es real y con mis palabras, me saco la
campera en primera persona esperando un resultado que realmente no
espero. Mi futuro es incierto, eso lo sé. Pero por primera vez en mi
vida no te miento en palabras cuando te digo que...
Y hasta el próximo eclipse, tu alma en silencio estará.