Algún día lo sabremos, de eso estoy seguro. A menos, claro, que un camión pase por encima de mi cerebro, pintando la vereda de Doña Luisa. Ella no estaría contenta con esta idea, yo tampoco, pero en cualquier momento podría pasar. En cualquier momento podría ser apuñalado en el ojo por un delincuente furioso que, drogado hasta el séptimo círculo, piensa que soy el tragamonedas que acaba de estafarlo en el casino que nunca visitó.
No hay lugar para correr, estoy quieto bajo la mira, con los brazos abiertos y el pecho en el centro. Te queda una bala, habría que apuntar bien al corazón. Borrar este nombre, cerrar este juego y quemar los restos. Claro que después querría quedarme con el fénix, no? Yo creo que lo llamaría Barney. Buen nombre para un fénix.
Te acordás de septiembre? Nunca llovía y jugaba a la pelota. Claro que la pelota jugaba más conmigo que yo con ella. Por suerte el pie siempre se quedó en su lugar. No, nunca una nube. Después bailaba, no realmente, pero era necesario en este punto comentarlo. Deberías verme bailar, sería como ver a un maniquí ser triturado en algún tipo de máquina...trituradora de maniquies con música.
Pero después llega la confianza. En la época no necesitada, en la época donde todos deberían estar separados entre sí porque...bueno, no querrías saber el resto. Pero bajo la camisa tendrías la respuesta que estás buscando. De ciudad en ciudad, donde nadie me conoce, bajo el mismo nombre que nadie recordará. Nunca vuelvas al mismo lugar, recorriendo el mundo será. No es necesario que lo veas como todo el mundo lo transmite. Cambiá el camión por un grupo de personas, personas que fueron genéticamente modificados.
No es tan alto como parece, perdería un poco de oxígeno supongo. No es algo tan necesario para el cuerpo, podría perder el conocimiento y esas cosas que a nadie le importa. Llevaría una baderita para sacarla del palito, hacer un avioncito y tirarlo contra el vientito. No es imposible, es cuestión de ir y hacerlo. Pero qué pasa si no existe papel, palos ni banderas en el mundo? No importa, porque podés ir hasta allá y hacerlo igual, nadie te ve.
Algunas veces algo fantástico pasa y no sabés cómo decirlo, así que simplemente tenés que escribir. Acabo de decirlo, acaba de pasar. No sabés de donde vengo, de escribir. Escribiendo mis manos se sienten genial. Adiviná qué hice? Escribir! Acabo de escribirlo, y se sintió genial. Un blog me dejó escribirlo recién y quiero contarle al mundo. Los mejores 1552 caracteres de mi vida. Esto va dedicado a todas esas páginas de libre expresión, que nos dejan escribirlas día a día para que absolutamente nadie nos lea. Acabo de escribir! Me siento liberado! Alguien leyó 3 palabras y pasó al siguiente suceso importante de su vida.
Pero entonces aparecen los dinosaurios, los dibujos y un par de cosas afiladas. Entonces reís, porque es lo que te hace feliz. Porque es lo que querés y te soltás a decirlo. Porque pasó un tiempo y sabés que es lo que está bien, lo que compartís, con lo que te identificás. Con lo absurdo, pero real. Porque desde lo más absurdo y estúpido que tengo, muestro lo que verdaderamente pasa en el asediado blanco que mostré hace un rato. Pero siempre pasa algo que lo arruina (no realmente, no puede ser arruinado, pero vos entendés). Entonces pensás que nunca va a pasar porque no sos lo suficiente, o simplemente porque sos demasiado suficiente como para no tener un par de ojos encima, esos que tiene Superman y queman un poquito? Pero vos querés dibujar y escribir, a partir del momento en el que el camión no está pintando la vereda de Doña Luisa. Porque vos querés vivir el día como si fuese el último, no porque seas la ansiedad de Doña Luisa intentando sacar tus ideas de su garage, porque simplemente querés vivir sabiendo que podés hacer absolutamente cuando quieras lo que te hace feliz y no cuando te dicen.
Nadie te puede decir cómo hacer las cosas, no hay una sola canción para cantar, vos podés armar tu propia melodía y cantar y bailarla cuando quieras. Si todo el mundo vive quejándose de la vida, por qué hacer lo que hace todo el mundo? Si tengo la posibilidad de hacer algo hoy, algo que posiblemente no podría hacer mañana, por qué no lo haría? Lo intento! Algunos le dicen ansiedad, pero yo voy por las notas de mi propia canción, iventando la letra en el momento, pero...es mía. Y si querés sumarte a dueto, estás invitad. Es tu propia vida, cantala como quieras, inventá, evitá camiones y date cuenta lo que está pasando, hoy. Hacelo, aunque nadie cante con vos.
Cuando pase esto, vas a sentir el bote. Navegando hasta donde quieras, como quieras, el tiempo que quieras, como tenga que ser, sos el capitán. No pueden frenarte porque estás ahí. Nadie es dueño del mar, pero sí alguien es dueño del bote y vos estás ahí, no naufragando, no guardando el vodka que te regaló Vladimir el año pasado para sobrevivir tantos días. Nunca pensaste que ibas a estar ahí, pero estás, y cuando te das cuenta vivís más rápido, y más tiempo. Es ponerle un pequeño 2 arriba, a tu vida, y a veces un 3.
Después empieza de vuelta, otra mañana, y cambió todo. Pero algunas cosas siempre quedan igual, como esas cosas que ves una y otra y otra vez, y querrías seguir viéndolas muchas veces más. Las alas que llegan cada mañana con el mensaje del día anterior. Una palmada en la espalda que te hace pensar en la vereda del principio y lo mal que sería verla manchada, pobre Doña Luisa. Y no, esta historia no se basa en ella (Perdón Doña Luisa!). Despertate, mirá por la ventana. Vas a ver el bote, las alas, el camión estacionado, tu correa encendida, tu gorra de capitán, tu ángel, los dibujos y los dinosarios, tal vez un tipo semi desnudo que no entendió como vivir el día anterior y está del otro lado del parque despertando, pero nada para preocuparse. Vos sos vos hoy, no mañana. Mañana vas a ser vos mañana. Y ayer, ayer ya fuiste vos, ayer.
Despertate.