domingo, 29 de mayo de 2016

#El golpe


Camino a la plaza. Hoy los planes serían verdad, hoy se define un futuro. El objetivo es un banco, en el centro y bajo dos árboles, uno de cada color. Una decisión, la peor en tu vida, te distraés por algo que no recordás. A tu derecha, el fin del mundo. 
Ahora hay voces, todos los días las mismas. A veces callan, a veces cuentan cosas nuevas, no las recuerdo. No siento frío, de hecho, no siento nada. 
Ese aroma lo recuerdo, mi comida preferida, como la hace mi abuela. Se repite un patrón del aroma cada cierto tiempo. 
Escucho ventanas y ruido lejos, abajo. Hoy soñé con ese día, no recuerdo el color de los árboles, los del banco. 
Diez y siete años después, diez y siete de Noviembre: Dejé de sentir el aroma, el patrón se rompió. No sé por qué sueño esto. A veces estoy sobre una montaña, hoy estoy bajo ella. Te voy a extrañar. Perdí tiempo.
El ritmo es siempre el mismo, el corazón de una máquina acelerando el tiempo, contando un futuro incierto con ceros y unos. 
Siento frío en los pies.
Treinta y un años después, el corazón late como ese día, casi. Abro los ojos y nadie está cerca mío.
El mundo es diferente, todo cambió.
Me contaron una historia, dentro de ella desaparecieron la mitad de las personas que alguna vez quise. Mi último recuerdo de ellos? No existe. Sólo sé que tengo que ir a esa plaza, es lo único que quiero. No hay forma de procesar pérdidas. Personas y tiempo. Una mala decisión.
Me sorprende, sigue ahí. Falta algo, un árbol. Violeta, ese era el color de las hojas de uno de ellos. Me inclino del dolor, decido sentarme en el banco, tengo que esperar. Hoy se define el futuro. Terminó cuando nunca dijiste adiós. No estaba preparado para el fin del mundo. Estaba preparado para el principio del nuestro.
Esperá, no soy yo, sos vos. Yo no existo hace treinta y un años. El tiempo pasa volando, fue el fin del mundo cuando te perdí. Ahora este es tu sueño. No querés soñarlo más.
No vivas mañana, el mundo no importa, vos importás.