Siempre ocurre en el mismo lugar, pelo de bestia quemándose y ventanas cerradas, algunas para siempre. Los brazos no están en el cuerpo, cambian el movimiento, la visión es gris y se pierde del eje. La voz no logra salir por más fuerte que se grite, y tampoco se escucha. Siempre ocurre en el mismo lugar, pero esta vez es diferente. Descontrolado, desesperado por gritar, por ser oído por las personas que aún viven en la ciudad, que aún viven. Las lámparas pierden el color, las últimas cortinas se cierran y las antorchas no dejan de encenderse. Una sed insostenible. Antes del cambio, antes de abandonar esta forma, con todas mis fuerzas intento gritar pero nadie me escucha. No habiendo vuelta atrás me trago los secretos, pero no sacian la sed. Siempre, siempre ocurre en el mismo lugar, pero esta vez es diferente, esta vez es la última.
